HISTORIA DEL LUGAR

Los pueblos andinos de Caspana y Toconce lograron establecer relaciones históricas de colaboración que se extienden hasta el día de hoy, siendo el ejemplo más evidente la coadministración que desde 2006 realizan sobre los géiseres del Tatio.

Ambas comunidades se caracterizan también por haberse desarrollado en un amplio territorio, donde las localidades más pobladas mantienen sus cultivos regados por los escasos cursos de agua existentes en el desierto de Atacama.

La historia de cómo llegaron a coadministrar este parque geotérmico, se inicia en los años 70 del siglo pasado, cuando Corfo hizo las primeras exploraciones geotérmicas en los pastizales del Tatio, instalando campamentos y realizando caminos para facilitar el acceso.

Paralelo a ese proceso, en San Pedro de Atacama empezó el auge de la explotación turística, ofreciendo los primeros viajes para visitar los géiseres, separados por 79 kilómetros. En ese momento no había administración alguna sobre el lugar, pues no existía una orientación turística.

A fines de los años 80 y principios de los 90 empezaron a llegar cada vez más turistas a los géiseres, dejando con ellos desechos que afectaban el entorno. A raíz de la basura que comenzaba a acumularse en el lugar, los habitantes de Caspana entonces inician sus demandas de protección del lugar y límite al acceso. En Caspana siempre hubo un interés de administrar el Tatio, pues muchos integrantes de la comunidad trabajaron en el campamento de Corfo y veían como se incrementaba llegada de turistas.

De esta manera, En 1994, con la creación de la CONADI, comenzó la demanda formal por la administración del Tatio. La CONADI indica entonces que se debía generar una sociedad con Toconce pues el territorio pertenece a ambas comunidades. Cabe precisar que esta última comunidad se constituye como tal en 1995, mientras que Caspana ya lo había hecho un año antes.

En 2006, las 2 comunidades logran la primera concesión, la que se extendió hasta el 2014, año en que el Parque geotérmico de Géiseres del Tatio, con una superficie de 1.533 hectáreas, fue entregado bajo concesión de uso gratuito por el Ministerio de Bienes Nacionales por 30 años.

Durante la primera concesión, ambas comunidades decidieron crear una sociedad de responsabilidad limitada para la administración de este sitio turístico, a recomendación de diversas autoridades institucionales de la época. En mayo de 2006, fueron inauguradas las obras que incluían una oficina para la administración, además de baños públicos para los turistas, un área de control de acceso y una sala de enfermería.

Luego, en el año 2013, fueron las propias comunidades de Toconce y Caspana que invirtieron mejorando la piscina natural de aguas termales e implementando camarines para los visitantes.

Hoy, El Tatio es recorrido por el 80% de quienes arriban a San Pedro de Atacama y es reconocido mundialmente por su belleza paisajística y contener un fenómeno natural poco recurrente en el mundo, siendo el grupo de geyers más grande del hemisferio sur y el tercero más grande del mundo, tras Yellowstone y Reserva natural Kronotski.

VISIÓN DEL FUTURO

Dirigentes de ambas comunidades manifiestan que su visión de futuro se concentra en seguir trayendo recursos económicos para invertir en el desarrollo del turismo en su zona, para así ampliar las fuentes laborales para sus integrantes, procurando que sigan viviendo en su tierra.

Hoy, la principal preocupación de la comunidad es administrar de la mejor forma posible los geiseres del Tatio, asumiendo que el desarrollo de esta atracción turística y la eventual conformación de nuevos circuitos a partir de la próxima instalación de un hotel, será la puerta de entrada al Alto El Loa y un importante motor para una mejor calidad de vida de los integrantes de las comunidades.

El desafío entonces expresado por las comunidades es seguir poniendo en valor su territorio, con mayor fuerza, de manera sustentable y con una oferta que se haga cargo de las características únicas de los habitantes que desde milenios habitan estas tierras emplazadas en medio del desierto más árido del mundo.